Aún no he terminado el libro de "Elogio de la bicicleta" pero he encontrado unos trozos que me ha llamado la atención:
-"El primer pedaleo constituye la adquisición de una nueva autonomía, es la escapada, la libertad palpable, el movimiento en la punta de los dedos del pie, cuando la máquina responde al deseo del cuerpo e incluso casi se le adelanta. En unos pocos segundos el horizonte limitado se libera, el paisaje se mueve. Estoy en otra parte, soy otro sin embargo soy más yo mismo que nunca; soy ese nuevo yo que descubro".
-"Veamos en las calles a los conversos recientes del ciclismo: hablan entre sí(sobre el itinerario, el paisaje o el tiempo) o se desplazan juntos en silencio, pero nunca(o casi nunca) usan su móvil. El espectáculo que observamos en la terraza de cualquier café: dos personas sentadas a la misma mesa, pero manteniendo largas conversaciones con interlocutores invisibles por sus respectivos teléfonos. Hoy las calles, los cafés, los subterráneos y los autobuses están colmados de fantasmas que se inmiscuyen sin cesar en la vida de las personas a las que rondan; las manejan a distancia y le impiden, no sólo observar el paisaje, sino también interesarse en sus vecinos de carne y hueso. Pero de momento esos fantasmas no han aprendido a montar en bici.
¡Ojalá pueda la bicicleta llegar a ser el instrumento discreto y eficaz de una reconquista de la relación y del intercambio de palabras y de sonrisas!"
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