El otro día nos fuímos a Madrid con el instituto. De repente a una de nosotras se le ocurrió que podíamos hacer un pretexto y lo hicimos. Al principio nos daba verguenza, nos entraba la risa floja y nos escondíamos un poco. Yo no lo había hecho nunca, al contrario que mis compañeras que lo hicieron en la Alameda, pero me lo pasé muy bien.
Es una mezcla de sensaciones: por una parte sientes verguenza, piensas en el qué dirán los que están al rededor, si se reirán, si se sorprenderán... y por otra parte te sientes liberada, sientes que no hay nadie a tu alrededor, te evades y solo piensas en lo frío que está el suelo, las ganas de quedarte tumbada, sin pensar en nada, solo quedarte ahí mientrás los que pasan por tu lado te miran y se preguntan por qué un grupo de gente de repente se ha tirado al suelo...es una experiencia que sin duda me gustaría vivirla de nuevo.
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